Quitèria Hermínia Gómez Serra

Cantante de ópera. Almassora, 1891 – Ventimiglia (Italia), 1977

El Sr. José Galí nos dice: «Quienes forman la generación del que subscribe, cuando niños escuchamos admirados de labios de nuestros padres la legendaria historia de una cantante almassorina que se dijo Herminia Gómez». Y la profesora e investigadora Fàtima Agut nos transmite: «Quitèria, Hermínia, Elena, tres nombres para una voz. Quitèria por la voz admirada por los almassorins de la iglesia parroquial del pueblo, el ruiseñor de Almassora, Hermínia por la voz que apasionó en todo Europa, la spagnoletta y Elena por la tiple que conquistó Latinoamérica con la zarzuela. Ha sido, sin duda, la soprano de las comarcas castellonenses más conocida y admirada a nivel internacional».

Quitèria Herminia Gómez Serra, nace el 27 de marzo de 1891, en la calle Sant Marc número 33, hoy número 17, siguiendo a Francesc Agut, donde hoy existe una lápida alusiva en el pavimento de la acera. Hija del carpintero Tomàs Gómez Albert y Dolores Serra Ballester, al nacer es bautizada Quitèria, aunque por exigencias artísticas con los años pasa a conocerse como Herminia.

Herminia Gómez, nos relata: «Empecé desde mi infancia, que fue realmente encantadora. A los tres años, cuando frecuentaba el parvulario, mi voz sobresalía entre las de las otras niñas. Por el que en todas las manifestaciones y fiestas escolares me hacían cantar “el solo”. Y cuando los maestros me castigaban por alguna maldad, para perdonarme me hacían cantar, con gran placer de toda la clase. A los seis años empecé a cantar a la Parroquia durante todo el mes de mayo, el mes de María, y como era tan pequeña me posaban encima de una mesa, siente escuchada con gran emoción por los fieles que llenaban la Iglesia». Con el tiempo continúa cantando a la parroquia, en las novenas de las fiestas de calle y con otros aficionados en Casino de Moles y en el Teatro Serra, donde ataca piezas musicales de zarzuela. Aquí recibe lecciones de solfeo y canto del director de la banda de música y organista de Almassora, Sr. Federico Agut; y no tarda a hacerse famosa por toda la provincia.

En 1907 marcha, con 16 años, a València para estudiar canto en el conservatorio, con el maestro Lamberto Alonso, en su formación como soprano. En 1909, actúa en un festival benéfico en la plaza de toros de Castellón, bajo el nombre del «Ruiseñor de Almazora», en pro los reservistas del ejercido español de África, con un enorme éxito. A instancias del gobernador Militar de Castellón, obtiene una pensión anual, de la Diputación Provincial de Castellón, con la que se traslada a València. Y en 1910 ya canta en el Teatro Principal de València, sin haber acabado los estudios, dentro de una compañía de alumnas del conservatorio, las óperas Les pêcheurs de perles de Bizet y Rigoletto de Verdi, con gran éxito. Vuelve a Almassora a despedirse, antes de empezar sus estudios por Italia, donde se recordará durante muchos años la Salve que canta a la Virgen, apenas llega a Almassora y rodeada de la expectación del vecindario. Antes de marchar a Italia, la Diputación eleva al doble la pensión y se organiza una función en Teatro Principal de València, a beneficio de los estudios italianos de Hermínia Gómez.

El 4 de enero de 1911, a los 19 años, Hermínia, marcha a estudiar a Milán. Debuta en Civitanova en agosto de 1911 con Rigoletto, donde la aclaman con: «iViva la Spagnoletta!». Después triunfa en Roma, Pavia, Brindisi, Venecia, Ancona, Milán, Brescia, Mesina, Cantazaro, Ravena, Budapest y Florencia

El junio de 1912 actúa, de nuevo, en Castelló, en el teatro de verano de la plaza de toros, donde da tres representaciones y una cuarta en Teatro Principal, por la lluvia. Y también es la protagonista de una velada musical en el Casino Antiguo de Castelló, ante la infanta Isabel, «la Chata».

En abril de 1913 canta en Lisboa, ampliando su repertorio con piezas más dramáticas y exigentes como La Sonnambula de Bellini, La Traviata de Verdi y Lucia de Lammermoor de Donizetti, apareciendo ya como una Diva. Desde Portugal, viaja a Malta, donde pasa seis meses actuando en el Teatro Real de la Valetta. Después viaja a Egipto, cantando en Alejandría, Port Said y El Cairo. Allí le sorprende el estallido de la I Guerra Mundial, poco antes de embarcarse hacia Odesa, Rusia; volviendo a España.

Con la guerra, cierran los teatros de Europa, anulándose todas las actuaciones. En España, canta en Oviedo, y poco antes de marchar a América, en abril de 1915, en València, con La Traviata y Il barbiere de Seviglia, donde va numeroso público de Almassora y Castelló. Después, viaja a América, con el nombre artístico de Elena Serra, interpretando zarzuelas y revistas en la compañía del maestro Penella, dejando la ópera.

En 1917, después de casi dos años de gira por América, sufre una gran desmoralización y abandona los escenarios. Se casa con el empresario italo-americano Guido Cornéo, con el que tiene tres hijos: Leyla, Willy y Dolly, retirándose definitivamente de la ópera y viajando por multitud de lugares, hasta que fija su residencia en Ventimiglia, Italia próxima a Mónaco, viniendo alguna vez a Almassora. Durante esos años, con la intención de devolver de algún modo la ayuda recibida, entrega 15.000 pesetas a la Diputación Provincial, para obras benéficas y 5.000 pesetas al Ayuntamiento de Almassora, como contribución a las fiestas.

Murió en su villa de Ventimiglia en 1977, en cuyo cementerio reposa.

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