PARA LEER: “de subidas encubiertas de precios”

La economía está llena de conceptos que pueden influir significativamente en nuestro día a día como consumidores. Términos como inflación, reduflación, aumenflación y nutriflación son lo que podríamos denominar casi como “inventos” que describen diferentes fórmulas comerciales con las que los fabricantes sortean las normativas europeas de información al consumidor y la percepción del valor de los bienes y servicios.

+ La inflación se refiere al aumento generalizado de los precios de esos bienes y servicios en un período determinado, lo que puede erosionar el poder adquisitivo del consumidor. Cuando los precios suben, el dinero que antes alcanzaba para comprar ciertos productos ya no tiene el mismo valor, lo que puede llevar a una disminución en el consumo. Hasta aquí, todo entendido. Pero hay más.

Para “maquillar” esa percepción de subida de precios, apareció en el mercado la reduflación; un término menos común y que se utiliza para que los precios de los productos parezca que disminuyan, aunque en la práctica la calidad o la cantidad de producto también se reduce. Esto nos puede llevar a que como consumidores sintamos –erróneamente- que estamos pagando lo mismo o incluso menos, pero por menor valor real. Vamos, que por el mismo dinero, compramos menos.

Recientemente ha aparecido también la aumenflación, un término aún sin reconocer por muchos fabricantes, y que consiste en aumentar el tamaño del envase en kilos/litros con la finalidad de incrementar el precio de manera más que proporcional. De esta forma se sortea la legislación, pues, aunque el aumento de precios supera el promedio de inflación, se trata de un nuevo producto en un nuevo formato no comparable, pero que en realidad nos genera pérdida de valor de compra.

Finálmente y quizá la manera más novedosa que encontramos para sortear la normativa que implica subidas de precio, es la de ‘mejorar’ la receta del producto. Es lo que el periodista francés Olivier Dauvers, especialista en gran consumo, ha denominado como “nutriflación”. Se trataría de una nueva receta enriquecida del mismo producto que aumenta su puntuación nutricional (Nutri-Score) y que se anticipa así al nuevo método de cálculo de Nutri-Score que penalizará los productos menos saludables. Puede parecer una mejora en el producto –que en sí misma lo es-, pero que se fabricará con un nuevo código de barras a un precio superior al del producto que sustituye, con lo que en la práctica esa subida la tendrán que soportar nuestros bolsillos, aunque sea por una “buena” causa.

Entender estos conceptos es importante para que como consumidores podamos tomar decisiones informadas a la hora de comprar. Pero claro, si estudias en Centro Cervantes te sonarán estos términos.

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